El alma al aire

Serie Recuento #14
(Último de la serie)

Hace ya un tiempo que había querido regresar a mi blog, pero muchas cosas han cambiado y la distribución que hago ahora del tiempo deja, muchas veces, a mis textos muy desatendidos. Trataré de remediar eso, pues mis textos son muy preciados para mí y, aunque me es muy fácil distraerme últimamente, debo hacer el esfuerzo de mantener activas las cosas que me son más importantes. Lo que pasa es que, cuando se ha esperado el amor por tanto tiempo y de repente llega, resulta muy difícil —sino imposible— no distraerse con el hermoso disfrute de sus beneficios.

Besos, abrazos, caricias, palabras, miradas, silencios, sueños. Todo sumado para llenarme, para rebozarme desde adentro, para sentirme descabellada y confundida nuevamente, pero esta vez de una manera nueva y hermosa, y no angustiante y dolorosa.

Hasta hace poco, creía que las razones por las que analizaba y reflexionaba tanto sobre el amor, tenían que ver con mi incapacidad —en aquél momento— de permitirme encontrar a la persona correcta, o quizá por mi negativa de aceptar que no estaba obligada a sufrir los malos amores que sufrí. Aún no lo tengo claro, lo confieso, pero me alegra sentir, me alegra saber, aunque no sepa cómo es que lo sé, que ya no es así. 

No sé cómo pasó, supongo que la terapia finalmente rindió frutos claros. Pero de cualquier forma que haya pasado, me complace el poder decir que mi corazón ha cambiado, que ya no teme mirar en otras direcciones, que ya no se siente obligado a nada ni encadenado al deber ni doblegado ante las miradas condenatorias; ya no me siento esclava del libro de las normas al que se supone que debemos vivir apegados para que la vida sea correcta. Y de hecho, me alegra haber descubierto que la vida, mientras no se haga daño a otros, siempre es correcta; no existe una forma equivocada de amar si el amor es real y no hiere a nadie, no existe una manera equivocada de vivir si hay amor en tu vida, no existe una forma equivocada de sentir si lo que se siente saca lo mejor de ti. 

Nos enseñan tantas cosas con el único fin de asustarnos que, después de un tiempo, para muchos es imposible recuperarse a sí mismos, distinguirse entre tanto miedo, levantarse y emprender el viaje para el que estábamos destinados.

Quizás, situaciones como la mía y como la de tantas personas como yo, son una forma del universo de recordarnos la importancia de mantenernos libres, la importancia de ser capaces de distinguir lo que tenemos dentro, la importancia de ser capaces de sentir sin miedos, de amar entendiendo que nadie puede decirnos a quien amar o cómo; quizás todo esto no sea más que una forma que el universo tiene de forzarnos a recordar que fuimos creados perfectos, capaces del amor incondicional, capaces de los sentimientos más nobles y profundos, pero sobre todo, quizás sea una forma de forzarnos a recordar que somos en escencia libres y que no debemos vivir a merced de los miedos de nadie ni esclavos de las creencias de otros. La máxima en la que los sabios siempre han coincidido sigue siendo la misma: el amor lo es todo y el amor no tiene límites ni puede ser encarcelado.

Si.

Han pasado mil cosas desde la última vez que me entregué a mis textos. Lo más importante, fue entender que mi alma es libre y lo más difícil fue dejarla en libertad.

Originalmente publicado en MySpace con fecha 7 de abril, 2009


Este es el último post de la Serie “Recuento”. Si quieres saber de qué trata esta serie, puedes leer el post introductorio «Cada novela es un viaje interior«, o el post CERO sobre esta serie «La razón de este viaje interior«, que es en donde hablo del porqué decidí hacer esta serie de publicaciones tan íntimas.


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