
(El título no lo he escrito yo, lo escribió la IA de WordPress, y me parece que no nos llevaremos muy bien)
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Lou Velásquez / @SimplementeVelasquez.com
Septiembre, 2. 2025
Según la psicología, los sueños son parte de la actividad cerebral que organiza información, procesa emociones y deseos inconscientes, y puede servir como una forma de lidiar con el estrés, los miedos, y el autoconocimiento. Y si bien es cierto que las interpretaciones pueden variar entre líneas de pensamiento, todas las teorías psicológicas coinciden en que los sueños son una ventana al inconsciente.
Durante gran parte de mi vida fui capaz de soñar y recordar mis sueños, algo que a menudo usaba para guiarme, darme ánimo o prestar atención según cada interpretación que fuera capaz de obtener de las imágenes y situaciones presentadas. Pero hace casi tres años, tras un complejo evento personal, los sueños se detuvieron. Y nunca me sentí más sola o perdida.

El silencio fue tan ensordecedor, que llegué a pensar que ya no me tenía ni a mí para apoyarme en lo que estaba por venir, aunque ahora entienda que esa pausa no fuera sino un profundo estado de disociación al que mi mente recurrió para poder soportar el dolor, la incertidumbre, y el miedo que me aplastaban en ese momento. Viendo toda la situación en retrospectiva, hoy pienso que sin esos recursos, sin esa disociación, probablemente no habría alcanzado a llegar a la terapia psicológica que hoy (estoy convencida) me salvó la vida.
Fueron meses difíciles de decisiones muy duras, muchos lutos y muchos adioses.
No había vuelto a pensar en eso hasta hoy, que fue cuando reparé en el hecho de que hace unos meses, luego de muchas noches de oscuridad, mis sueños habían comenzado a regresar. Poco a poco, espaciados entre sí y a menudo muy difíciles de recordar. Pero estaban regresando.
Saber que estoy volviendo a soñar, por ninguna razón que tenga mucho sentido, me hace sentir menos sola. Supongo que porque saber que al menos mi subconsciente tiene alguna idea de lo que está pasando en mi cabeza me da cierta tranquilidad, dado que mi consciente definitivamente sigue sintiéndose atrapado en un laberinto, que aunque con salida, a ratos parece ser un lugar al que mi mente a venido a buscar su muerte luchando contra un peligroso e imaginario minotauro. Y me parece irónico.
Los sueños volvieron, sí. Pero había olvidado lo complejo de seguir las pistas de símbolos, colores, luces, personajes, caras, emociones, absurdos y realidades con las que los sueños suelen presentarse.

Es un juego de interpretaciones en el que los dos jugadores son tú, por lo que no importa si el resultado de la interpretación es o no acertada, pues lo sea o no lo sea, eres tú quien atina o erra. La buena noticia es que esto funciona como el Test de Rorschach: por asociación. Es decir, que nuestra historia, nuestras creencias, traumas, y deseos terminan emergiendo cuando tratamos de darle sentido a lo que soñamos.
Por mucho tiempo me pregunté qué pasaba con mis sueños, por qué ya no soñaba. Y luego, cuando empecé a soñar de nuevo (o al menos, cuando reparé en que estaba soñando), tuve que preguntarme ¿cómo se supone que va a ayudarme a tomar decisiones un sueño en el que me monto en un ascensor que se mueve como una montaña rusa extrema?
Según la IA de Google, “soñar con un ascensor generalmente simboliza cambios en la vida, como oportunidades profesionales o personales, o una fase de introspección. El sentido del movimiento es clave: un ascensor que sube puede indicar progreso y optimismo, mientras que uno que baja puede sugerir retroceso o la necesidad de reevaluar. La sensación de control o pérdida de control sobre el ascensor también es importante, reflejando la ansiedad, el estrés o la sensación de no poder manejar situaciones en la vida real.”
No shit, Einstein!

Pero ¿cómo interpreto un ascensor que va a toda velocidad, girando para todos lados como un giroscopio, y tomando curvas y cruces de 90 grados sometiéndome a quién sabe cuántas atmósferas de presión? La única respuesta que se me ocurre: inestabilidad. Las cosas a veces parecen ir bien, y luego no. El ascensor pa’rriba, el ascensor pa’bajo, el ascensor pa’tos laos.
Excelente. Mi subconsciente me está confirmando que tenemos días buenos y malos. ¿Qué hago con eso que ya sabía? ¿De qué me sirve una confirmación?
Bueno, imagino que podría interpretarlo como una señal de que no voy completamente a ciegas. Al menos alguien más está poniendo atención: Sandra (mi cerebro).
Hace unos meses vi en TikTok que a algunas personas con desordenes de ansiedad, lograban manejarla poniendo nombre a su cerebro, y hablándole directamente durante las crisis. Y como la idea no me pareció peligrosa, decidí que no perdía nada intentándolo. Y aunque no estoy segura que este hack me haya ayudado a controlar mi ansiedad, sí me ha ayudado a identificar cosas que nuestros cerebros parecen estar programados para obviar cuando se identifican como parte nuestra, pero que si son de Sandra **guiño**, no importan.
Sandra, es como una amiga que amas, pero que se pasa la vida tratando de matarte o meterte en problemas: frecuentemente tiene pensamientos intrusivos y quiere que empujes a la gente, discute con todo el mundo todo el tiempo; es pesimista, extremadamente ansiosa, y una jueza inclemente; tiene miedo de salir a la calle, y sus traumas y heridas la han convertido en una especie de agente secreto, constantemente evaluando su entorno, imaginando escenarios y calculando probabilidades de ataque. **Inserte tono de sarcasmo** Por suerte, no bebe.
Los subsecuentes intentos de comunicación de mi subconsciente a través de sueños desde el sueño con el ascensor, no han sido más claros.
“Soñar que caes al vacío suele ser una manifestación de incertidumbre, estrés, miedo al fracaso o pérdida de control en la vida real. También puede indicar una etapa de transición o un gran cambio, o puede deberse simplemente a una reacción fisiológica normal del cuerpo mientras te estás quedando dormido.”
Sobre caer al vacío, no sé si alguien más lo nota, pero la web dice lo mismo que dice del ascensor, sólo con otras palabras.
Luego vino: “el derrumbe del edificio donde creciste, o tu hogar. Soñar que tu edificio se cae simboliza una pérdida de control en tu vida, una inseguridad personal o profesional, miedos a no alcanzar metas, o la necesidad de reestructurar algún aspecto de tu vida, como las emociones o las creencias. Es una señal de que estás atravesando un período de cambios significativos o ansiedad ante el futuro.»
Sigue siendo lo mismo, ¿o no?
Luego están los sueños en los que puedo volar, pero el vuelo me falla: “soñar que vuelas generalmente simboliza libertad, superación de obstáculos, y un deseo de alcanzar nuevas alturas o estados de conciencia. Sin embargo, la interpretación exacta puede variar según los detalles del sueño, como la facilidad del vuelo, la presencia de caídas, el deseo de escapar o la sensación de control, reflejando así ansias de independencia, ambición, escape de la rutina o conexión espiritual.”
Ligeramente distinto, pero salpicado de New Age.

Y por supuesto, el clásico: “soñar que caes al vacío suele reflejar miedo, estrés, o una etapa de incertidumbre y falta de control en tu vida, ya sea en lo emocional o profesional.”
Really? Is that all you got.
Por último, quisiera hacer una mención especial en esta queja formal, a mi sueño recurrente con agua (no vienen al caso los detalles, porque el texto se haría mucho más largo, pero sin que quiera echar a perder la sorpresa, puedo asegurar que sigue sin decir nada particular: “soñar con agua se relaciona directamente con el estado emocional y la mente.”
Ahora creo que todo el asunto da igual, y que lo único importante a notar es que no hay un significado estricto de los símbolos. Todo lo útil que pueda ser un sueño particular, depende únicamente de qué tan bien te conozcas, y de lo que esos símbolos signifiquen para ti, y únicamente para ti.
Mi terapeuta piensa que a medida que vayan sanando mis heridas y vuelva a sentirme segura, es posible que mis sueños se vayan haciendo tan frecuentes como antes (no dijo eso exactamente, pero como es mi texto me tomo libertades). Y yo pienso que Sandra, se irá haciendo menos intrusiva, en esa misma medida.
O quizás no. No hay como saber.
Una cosa es cierta, la mente es muy compleja, y ante situaciones extraordinarias es capaz de tomar medidas extraordinarias para mantenernos a salvo. Rara vez entendemos lo que sucede dentro de nuestras cabezas, pero voy entendiendo que quizás entenderlo todo no es tan importante.
Mis sueños me dan una sensación de seguridad parecida a la que encuentran las personas religiosas en su fe, es sólo un amuleto, el deseo de pensar que hay alguien más cuidándome de la compleja mezcla de emociones y realidades a la que todos nos enfrentamos día tras día. En mi caso, me tranquiliza saber que esa parte de mí que carga mis heridas y miedos (Sandra, por supuesto) existe en mi cabeza como un avatar de mi Yo Interior, siempre con los puños en alto, vigilando el camino, y haciéndome soñar con disparates extremos sólo para decirme que sigue allí. Que seguimos existiendo juntas a pesar de todo.

Quizás llegue el día en el que yo ya no tenga que existir como una muñeca rusa, refugiando partes de mí misma bajo capas y capas de sueños disparatados, cálculos de probabilidades, discusiones mentales y pensamientos intrusivos.
Quizás un día pueda unificarme en una capa única y ya no sentir la necesidad de saber qué significan mis sueños para encontrar algo de calma en mis días; tal vez más adelante sea capaz de aceptar la incertidumbre sin un ataque de pánico, y hasta pueda salir a la calle sin miedo.
Tal vez un día sueñe con un ascensor que sólo suba o baje, y salga para encontrarme con un paisaje abierto en mi interior. Puede que ese sea el día en el que la vida ya no me parezca tan caótica, o injusta; y quizás ese día, sea el día en el que sueñe —por primera vez— que puedo volar sin que el vuelo me falle.
Me quedo a la espera de ese sueño.
- Entre la perseverancia y la locura
- La vida que pensé que tendríaEntonces, apenas hoy, comprendo que estoy en medio de un proceso de luto, que si bien me ayudará a hacer espacio para cosas nuevas, tal vez no termine nunca. Me sorprende descubrir que estoy llorando la vida que pensé que tendría, porque este es un luto del que no se habla nunca, no porque no queramos, sino porque rara vez lo notamos. Es un dolor, de muchas formas, invisible.
- RaícesEn estos tiempos de caos, pienso que es muy necesario que reevaluemos la forma en la que hemos estado viviendo, no sólo como individuos, sino como sociedad. La falta de profundidad ha producido una crisis que amenaza nuestra existencia como especie, sí, pero también nos ha robado el significado y la posibilidad de construir una vida plagada de paz, ataraxia, amor y seguridad.
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Tal vez, solo tal vez … Sandra es tu cordura, no el impulso, está irremediablemente allí para empujar al alma al aprendizaje universal de lo bueno, lo malo, lo grande y lo pequeño.
O quizás es esa parte loca de ti que rompe las barreras sociales y que una vez la acoplas a tu aprendizaje te permite el desarrollo integral de tu alma a través de tu cuerpo.
Los sueños, ¡Ah, los sueños! mi hermana, son como esas voces angelinas que yo escucho desde niña y me asustan, pero también me guían. No tienen lógica exacta, pero cuando se develan en el tiempo, te dan esa sensación del «te lo advertí» de las madres. No están asociados a la conciencia, te lo aseguro.
Te amo.
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