Serie Recuento #12
A ver, esto no es realmente un post, es solo una manera de pensar en voz alta.
Según el Diccionario de la Real Academia, Amor significa:
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
4. m. Tendencia a la unión sexual.
5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing.
7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.
9. m. ant. Voluntad, consentimiento.
10. m. ant. Convenio o ajuste.
11. m. pl. Relaciones amorosas.
12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.
Según todo lo anterior, podemos concluir —sin temor a equivocanos— que no tienen ni puta idea de lo que es el Amor, es decir, el Amor sigue sin ser definido o entendido por nadie y eso no facilita las cosas.
Ayer dediqué mi sesión de análisis a hablar sobre un asunto que desde hace mucho me trae de las alas, un asunto al que después de casi cinco años sigo sin encontrarle sentido ni motivo alguno de seguir vivo en mí. Un amor. Y nuevamente, como en oportunidades anteriores, mi analista me pregunta: ¿Le amas? Y nuevamente, como cada vez anterior, le he respondido: no lo sé, definamos el amor primero y luego le contesto. Aunque, muchas veces he creído que cada vez que amamos no hacemos más que apostar a que realmente es así y solo el tiempo nos prueba en lo cierto o en el error.
Saber cuando se está enamorado es un asunto de ligas mayores, al menos lo es para mí que tengo esta necesidad casi obsesiva de comprender el por qué de todas las cosas, su sentido y sus razones. Porque, cuando se trata de amor, lo único que siempre está muy claro es este sentimiento de incertidumbre, este vértigo, este desasosiego, este miedo a morir sin ese beso.
Particularmente, y siempre que he tratado de aplicar un poco de lógica a éste asunto del amor, he considerado la posibilidad de que lo siempre hemos llamado amor, no sea más que un conjunto de patologías que busca respuestas para continuar desarrollándose en su interacción con otro conjunto específico de patologías. O dicho de un modo mas simple: el amor es una locura completada y alimentada por otra.
Entonces, ¿cómo saber cuándo el amor es real?
Hace algún tiempo me hacía estas mismas preguntas y divagando llegué a comentarlo con una amiga bloguera (Sikanda) que me contestó así:
«A ver querida, vamos a intentar poner orden en la pea, como diría un amigo de maracaibo: Voy a decirte algo que tal vez ayude a disipar las dudas, es medio largo pero vale la pena.
Los antiguos griegos decían que el amor tenía tres manifestaciones:
• Eros, que es el poder creador del amor, la llama inicial de todo proceso afectivo. El eros es el responsable de que encontremos atractivo al ser amado, es el responsable de que podamos engendrar a través del sexo, y es el responsable de cosas como la catedral de Brunelesci, la Capilla Sixtina, y cosas por el estilo. Osease, es el responsable de todo lo que nos impulsa a crear, arte, diseño, cosas funcionales. Todo lo que surge con pasión, tiene que ver allí el Eros.
• El Philos, es lo que perdura luego de que se apaga la llama del Eros. Es ese amor rico que vemos en parejas de muchos años que se entienden a la perfección. Tipo Paul y Jamie en Mad About You. El amor que existe entre nuestras amistades de «toda la vida». Es el amor que hace fuerte los lazos, y que sólo se construye luego de haber pasado por muchas cosas buenas y malas, juntos, atravesando obstáculos y problemas. Por eso las parejas de viejitos que en las que se ve el amor son tan cute. Ellos llevan y son la expresión del philos 🙂
• El Ágape. Este es el que llaman «el amor que todo lo devora». Es la manifestación más grande y terrible del amor, lo que llevó a Cristo a sacrificarse, lo que sentían Ghandi y el Dalai Lama, todos aquellos grandes renunciantes. La Madre Teresa de Calcuta, por ejemplo. También Sta Teresita, la pobre sentí tanto el ágape, que empezaba a levitar y le daba vergüenza. No quería que las demás monjas pensaran que ella se las daba de algo. En cierta ocasión estaba orando en la iglesia con todas las monjas, y comenzó a sentir que levitaría, así que se aferró a la banca donde estaba sentada, y para su mala suerte, porque levantó la banca con todo y monjas.
Este amor produce esas cosas en las personas, así que generalmente son personas que se retiran y viven en los desiertos, como ermitaños, desde donde envían esta energía al mundo. Pero existe otra versión del ágape: se llama Entusiasmo. Las personas que aman lo que hacen, y con ello traen siempre el bien al resto del mundo, aquello que se traduce en bienestar para quienes te acompañan, es el Entusiasmo. En los niños está tan presente esta parte del ágape, que los soldaditos de plástico cobran vida, los peluches hablan, y los chiches con los que juegan seguro cantan y bailan. El Entusiasmo es la mejor forma de vivir para el bien común. En fin, todo esto es para que veas que se puede amar y cada vez será amor. Lo primero que sentirás es el Eros. Y es por eso que cada vez que te enamoras es y será verdadero. El tiempo NO PRUEBA el amor, sólo transforma el Eros en Philos, si están dadas las condiciones. Esto es: que lo intentes, que seas perseverante, y que ese mismo compromiso lo tome el otro lado. Pero te sentirás completa si sientes el Entusiasmo en tu vida en todo lo que hagas y esto no tienen que ver con la pareja. Mis padres tienen 33 años de casados. En ellos hubo eros, y ahora hay un philos envidiable. Además, ambos sienten ágape por lo que hacen. Son felices, pero de esa felicidad sencilla, que está ahí, que puede inundar a los que somos sus hijos. El amor siempre es verdadero. Depende de nosotros lo que hacemos con él. Besos 🙂
Todavía le agradezco a mi amiga Sikanda estas palabras porque, sí, la verdad es que disipó muchas dudas. No todas, pero sí algunas.
Originalmente publicado en MySpace con fecha 13 de junio, 2008
Este es el post #12 de la Serie “Recuento”. Para seguir leyendo sobre la serie, puedes continuar al post #13 «Días malos«, puedes leer el post introductorio «Cada novela es un viaje interior«, o el post CERO sobre esta serie «La razón de este viaje interior«, que es en donde hablo del porqué decidí hacer esta serie de publicaciones tan íntimas.

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