A pesar de que oficialmente el 14 de febrero no es una festividad católica, el hecho de que sea el remanente de una fiesta cristiana, debería contradecir nuestros principios y el deseo de celebrarla, pues a través de los siglos, las comunidades minoritarias distintas o disidentes, fueron perseguidas y exterminadas por una Iglesia incapaz de entender el verdadero significado de la espiritualidad, la misericordia o el amor.
La comunidad LGBTQ+ ¿debería celebrar el 14 de febrero?
