La comunidad LGBTQ+ ¿debería celebrar el 14 de febrero?

San valentin 2022. Blog SimplementeVelasquez. Debería la comunidad LGBTQ+ celebrar el 14 de febrero. Imagen original de RODNAE Productions a través de Pexels

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A pesar que actualmente no existe un acuerdo sobre el origen del mito de San Valentín, muchas de las teorías en diversas culturas, apuntan a un origen cristiano, algo que para mí, sería motivo suficiente para reconsiderar su celebración. Especialmente, porque existen muchas otras fechas mucho más significativas para la comunidad LGBTQ+, como el 14 de septiembre o el 28 de junio.

Pero primero, repasemos un poco la historia de San Valentín.

La historia más extendida sobre el origen de esta celebración moderna del día del amor, habla de un sacerdote llamado Valentín que se atrevió a desafiar la prohibición de matrimonio para jóvenes en edad de alistarse al ejército ordenada por el emperador Marco Aurelio Valerio Claudio, mejor conocido entre historiadores como Claudio el Gótico.

Según la leyenda, el Padre Valentín no estaba de acuerdo con esta prohibición, y desobedeciendo la nueva ordenanza, continuó celebrando en secreto las bodas de jóvenes enamorados. Al ser descubierto, Valentín fue arrestado y posteriormente lapidado y decapitado el 14 de febrero del año 269 de nuestra era.

Aunque la fiesta de San Valentín fue declarada por la Iglesia alrededor del año 498, realmente no se sabe quién la inspiró, pues en la Enciclopedia Católica existen tres registros de santos martirizados con el mismo nombre que fueron ejecutados en la misma fecha: un médico romano que se hizo sacerdote, un obispo de Terni, Italia; y un obispo llamado Valentín de Recia. Sin embargo, se sabe poco o nada sobre la historia de estos tres hombres o sobre las circunstancias o razones para sus ejecuciones, y es muy probable que la mayoría de las leyendas que rodean a estos personajes hayan sido inventadas en la Europa de la Edad Media como una forma de justificar la vaga idea de un mártir que siglos atrás se enfrentó al emperador para defender el amor.

En 1969, considerando las múltiples dudas sobre el verdadero origen de la historia, el Papa Pablo VI finalmente eliminó las fiestas de San Valentín del calendario católico pues hay muchas razones para pensar que el verdadero origen de la historia es en realidad pagano. Y desde entonces, el 14 de febrero ha sido la fecha de un santo que no se celebra (al menos, no formalmente).

A pesar de que oficialmente el 14 de febrero no es una festividad católica, el hecho de que sea el remanente de una fiesta cristiana, debería contradecir nuestros principios y el deseo de celebrarla, pues a través de los siglos, las comunidades minoritarias distintas o disidentes, fueron perseguidas y exterminadas por una Iglesia incapaz de entender el verdadero significado de la espiritualidad, la misericordia o el amor. Y aunque muchas personas LGBTQ+ han sido capaces de mantener la conexión con sus religiones, en mi opinión, existen muchas fechas tanto —o más relevantes— para nuestra comunidad que una con un origen cristiano que tiene poco o nada que ver con nosotros.

Por ejemplo, en la novela inclusiva mexicana Amar a muerte, coprotagonizada por Macarena Achaga y Bárbara López, el personaje de Valentina Carvajal, dice por error que el día de los enamorados es el 14 de septiembre. Y actualmente, en México, muchas mujeres queer han adoptado esa fecha para celebrar el amor.

Encuentra la historia de Juliana y Valentina aquí: Juliantina.

«El amor es un invento para vender cosas el 14 de septiembre».
Este video se los dejo de regalo.

Y de hecho, en 1948, Pepín Fernández, un empresario dueño de una cadena de tiendas llamada Galerías Preciados, promovió la necesidad de demostrar el amor a nuestros seres queridos con regalos de sus almacenes. Y la iniciativa tuvo tal éxito, que todavía hoy podemos ver el eco en el desenfrenado deseo de celebrar el 14 de febrero con regalos de todo tipo. Y el imaginario popular terminó convirtiendo a San Valentín en el día de los enamorados que hoy conocemos.

De la misma manera, muchas mujeres en Estados Unidos de América, han empezado a celebrar el 21 de diciembre, que es el aniversario de la primera visita de Therese Belivet a Carol Aird, en el conocido largometraje lésbico Carol.

No he podido encontrar el clip de la referencia, pero les dejo el tráiler.

Creo que incluso el 28 de de junio, día en que se conmemoran los disturbios de Stonwall (USA), que dio inicio a la lucha mundial por los derechos igualitarios para toda la comunidad sexodiversa, podría ser más apropiado para celebrar el día del amor.

O quizás el día de la aprobación del matrimonio igualitario en nuestros países porque, aunque en mi país (Venezuela) estamos a años luz de un logro de esa magnitud, en muchas partes del mundo las parejas LGBTQ+ pueden vivir sus vidas con todas las de la ley. Y esto sí que es un inmenso logro que podemos celebrar como el día en que el amor ganó.

Por supuesto que no pretendo decirle a nadie si celebrar o no, ni mucho menos cuando celebrar un día de los enamorados. Mi intención es únicamente inspirar una reflexión sobre el porqué celebramos algunas cosas en las fechas en las que las celebramos cuando no existen razones que nos conecten, como comunidad, con esas festividades.

Creo que es importante que comencemos, como comunidad, a buscar un día para celebrar el amor, que verdaderamente signifique algo para todas las personas queer, y que no sigamos la corriente de instituciones y culturas que históricamente no han hecho más que prohibirnos amar y castigarnos cada vez que nos hemos atrevido a celebrar nuestro amor al tomarnos de la mano o besarnos en público. Simplemente, no me parece lógico. Y creo que debemos tener y celebrar nuestras propias raíces y luchas fuera de las etiquetas vacías y multitudinarias de las celebraciones y tradiciones que siempre nos han excluido.

Pero, claro, siempre queda de parte de cada quien el qué hacer. Y lo cierto, es que cuando hallamos el amor, podemos —y debemos— celebrarlo todos los días.


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