Serie Recuento #1
«Son pequeñas todas las cosas que revelan nuestras más escondidas verdades.»
–L. V. Velásquez
Un pequeño detalle, algo muy simple y cotidiano, algo como una mirada puede un día cualquiera transformar nuestra percepción de alguien y hasta la que tenemos de nuestro propio Yo; puede cambiar nuestra manera de ver el mundo o la manera en que nos presentamos ante él.
Cualquier roce, causal o circunstancial, de unas manos de unos labios de unos dedos, tiene el poder de cambiar la forma en la que entendemos nuestro cuerpo e incluso puede transformarlo en algo totalmente desconocido, distinto, ajeno a nosotros y a nuestro control.
Con cualquier detalle corremos el grave riesgo de descubrir que no somos quien creímos ser sino un reflejo de lo que pretendimos alcanzar. Pudiéramos, cualquier día conseguirnos en el espejo de siempre y no reconocernos.
Tan grande es el poder del detalle, que muchas veces no notaríamos los cambios sino hasta meses, años después, cuando ya el momento de la metamorfosis ha sido borrada por la distancia inexorable del tiempo y podríamos, aún así, no entender que hemos cambiado y que no somos las mismas personas de hace un par de tragedias, dos desilusiones, un funeral y un mal atendido desamor.
Originalmente Publicado en MySpace con fecha 11/08/2007
Este post es el primero de la Serie “Recuento”. Para seguir leyendo sobre la serie, puedes leer el segundo post de la serie «Los tiempos del alma«, el post introductorio «Cada novela es un viaje interior«, o el post CERO sobre esta serie «La razón de este viaje interior«, que es en donde hablo del porqué decidí hacer esta serie de publicaciones tan íntimas.
Sitio Oficial de L. V. Velásquez 
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