Entonces, apenas hoy, comprendo que estoy en medio de un proceso de luto, que si bien me ayudará a hacer espacio para cosas nuevas, tal vez no termine nunca. Me sorprende descubrir que estoy llorando la vida que pensé que tendría, porque este es un luto del que no se habla nunca, no porque no queramos, sino porque rara vez lo notamos. Es un dolor, de muchas formas, invisible.
La vida que pensé que tendría










